Fluye como el agua

Fluye como el agua

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Masaje de Shantala














Que su bebé crezca sano no es solo cuestión de buena alimentación. También hay que tomarlo en brazos, acariciarlo, acunarlo y masajearlo. Si, masajearlo…
Hay que hablar a la piel del pequeño, hay que hablarle a su espalda que tiene sed y hambre, igual que su vientre. Este es un arte profundo, simple y muy antiguo, que ayuda al niño a aceptar el mundo.
Todos tenemos la necesidad de ser acariciados, los bebés tienen la misma necesidad. El contacto les parece seguridad y tranquilidad. Las madres acarician instintivamente a sus bebés, por eso es importante aprender los masajes de Shantala.
Originalmente de India, este masaje hace probable un contacto intimo de los padres con sus bebés. Es frotar profundo, es acariciar con ternura la piel suave y tersa del bebé, es masajear con el cuerpo, es disfrutar con la mente, es transmitir energías armoniosas, es un momento, un masaje, un espacio mágico.
A través de estos masajes podemos estimular sus sentidos, su sistema nervioso, respiratorio, digestivo, endocrino y circulatorio y proporcionar al bebé una relación maravillosa. El cerebro del bebé es una especie de rompecabezas en pleno armado.
Las piezas son infinitas. Cada sonrisa materna y paterna, cada juego, cada canción de cuna, sienta las bases de nuevas conexiones neuronales y despierta en el niño aptitudes e inclinaciones que acaso jamás hubiese adquirido.
Desde el nacimiento hasta el tercer año de vida se establecen de manera simultánea los cimientos del lenguaje, las habilidades motrices, y se construyen los mecanismos fundamentales del conocimiento.
El tacto es un estímulo importante para el sistema nervioso central. Los abrazos y las caricias no solo maternas sino también paternas, activan el aparato digestivo y liberan hormonas y esto permite que los bebés crezcan más rápidamente.
¿Cómo realizarle los masajes?
La mamá sostiene al bebé por las axilas para comprobar su respuesta al reflejo de enderezamiento. El bebé estira el cuerpo desde las rodillas hasta la cabeza.

Las piernas: Poner las manos de mamá o de papá en una de las piernas. Una por arriba y otra por debajo, formando pequeños brazaletes, que se apoderan del músculo y, la una después de la otra, suben a lo largo del miembro, hacia el pie del bebé. Después, actuando en sentido opuesto sus manos (siempre rodeando la extremidad del niño) subirá desde la base de la pierna hacia el pie, efectuando el movimiento de torsión como si exprimieran.
No olvidar que el talón es una región esencial. Finalmente masajeará la planta del pie, primero con los pulgares y después con toda la palma de la mano. Y, naturalmente, cuando haya terminado con una de las piernas pasa a la otra.
Tomarlo de las rodillas, por debajo, llevarlas al pecho en vaivén, despegar la columna del suelo y luego aflojar con el cuerpo todo estirado y apoyado sobre la colchoneta.

El vientre: Aquí sus manos trabajan una después de la otra. Partiendo de la base del pecho, allí donde se abren las costillas, descienden hacia la parte baja del vientre.
En suma, usted trae sus manos una después de otra hacia usted misma.
Perpendiculares al cuerpo del bebé, sus manos aquí trabajan planas.
Una vez más, se suceden como olas, como si vaciaran el cuerpo del bebé.

Los pies: Al presionar el centro de la planta del pie, el recién nacido encoje los dedos y se agarra con fuerza al pulgar.

www.elpediatra.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario