Fluye como el agua

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viernes, 4 de septiembre de 2009

El buen dormir!


El dormir suficiente y bien nos ayuda a permanecer sanos. Muchas personas no logran dormir bien todas las noches, sienten dificultad en conciliar el sueño o en permanecer dormidas. Los patrones del sueño cambian con la edad, pero dormir mal y despertarse cansado todos los días no forma parte del envejecimiento normal.

De hecho, la dificultad para dormir puede ser un síntoma de algún trastorno emocional o físico y es algo que se debe comentar con el médico o un especialista del sueño.

Existen dos períodos de sueño en un ciclo normal de sueño — el sueño agitado (REM, por las siglas en inglés de “rapid eye movement” o movimiento ocular rápido) y el sueño sosegado No-REM (Non-REM, por sus siglas en inglés).

Las personas tienen cerca de cuatro o cinco ciclos de REM y No-REM en la noche. En las personas de la tercera edad, el tiempo que pasan en las etapas más profundas del sueño No-REM disminuye. Esto puede explicar por qué se dice que las personas de la tercera edad tienen el sueño ligero.

Aunque la cantidad de horas de sueño que necesitan las personas varía enormemente, el promedio es entre 7 y 8 horas por noche. Al avanzar la edad, la cantidad total de sueño tiende a disminuir.

PROBLEMAS COMUNES DEL SUEÑO

El insomnio se caracteriza por:

Dificultad en conciliar el sueño (más de 30 a 45 minutos)

Despertarse muchas veces en la noche

Despertarse temprano y no poder conciliar nuevamente el sueño

Despertarse cansado

Salvo raras excepciones, el insomnio es síntoma de un problema, no el problema en sí.

El insomnio puede estar vinculado con otros trastornos del sueño tales como la apnea, que es un problema común en el cual hay un cese de la respiración por períodos de hasta 2 minutos varias veces en la noche. Hay dos tipos de apnea:

Apnea obstructiva, que es una pausa involuntaria en la respiración — el aire no puede entrar ni salir por la boca o por la nariz de la persona;

Apnea central, que es menos común y sucede cuando el cerebro no envía las señales indicadas para estimular los músculos de la respiración.

En ambos casos, la persona desconoce completamente su dificultad para respirar. La somnolencia durante el día, además de los fuertes ronquidos durante la noche, son indicaciones de posible apnea. Un médico especializado en trastornos del sueño puede hacer el diagnóstico y recomendar un tratamiento.

Los tratamientos incluyen aprender a dormir en una posición correcta, dispositivos que ayudan a mantener las vías respiratorias abiertas, medicamentos o cirugía.

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