Fluye como el agua

Fluye como el agua

domingo, 14 de diciembre de 2014

“Aceptar significa que fluyo con la situación, dejo a un lado mis creencias y actúo con sabiduría con lo que la vida me está dando en este mismo momento. La realidad externa es neutra, no es buena ni mala. Es la interpretación mental que yo hago de un hecho lo que lo convierte en bueno o malo.
Si acepto algo que no he comprendido, no lo he aceptado, me he resignado.
Cuando acepto la situación se abre ante mí la posibilidad de hacer algo al respecto:
Cuando acepto la situación puedo responsabilizarme de la realidad que estoy viviendo y adoptar una actitud constructiva. Resignarme comporta lamentarme y adoptar el papel de víctima, quejándome desde el resentimiento.


Un hecho que ya ha sucedido no lo puedo cambiar, pero sí puedo cambiar la interpretación mental que yo haga de ese hecho. Si mi interpretación del hecho me trae sufrimiento es que me he resignado. Si la interpretación del hecho me deja paz en mi interior es que lo he comprendido y aceptado.

La diferencia entre aceptar o no es: cuando me resigno, pienso que la vida me sucede y creo resistencia a los hechos que son contrarios a mis propósitos, cuando acepto lo que me ocurre, fluyo con la vida y aprendo de cada situación que se me plantea”.

Nuria López – Mente Emocional.

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